La crisis de los 40 ¿Mito o realidad? Reflexiones en mi 40 cumpleaños


 



Dedicada a los que nacieron entre el 76 y el 77 y a todos los que cumplan cuarenta

Existe en el imaginario colectivo la idea de que los 40 es un momento en que las personas sufrimos una especie de crisis de mitad de la vida, en la que nos replanteamos lo que ha sido nuestra vida hasta ahora ahora y lo que queremos que sea a partir de entonces, en la que tomamos conciencia de que comenzamos a hacernos mayores y la juventud comienza a dar paso al envejecimiento. La red está llena de consejos para superarla, blogs, webs, artículos de periódicos, libros de autoayuda, manuales para esposas desesperadas con sus maridos en crisis y mucha desinformación que alimentan el mito. El pasado mes de diciembre cumplí los 40, por este motivo llevo varios meses preguntándome si son los 40 realmente especiales y si me viene encima algún tipo de crisis que de momento no vislumbro en el horizonte.

¿Existe la crisis de los 40 o se da más a los 30? ¿O a los 50?  ¿Por qué y cuándo suceden estas crisis vitales? ¿Están vinculadas a una edad o a las cosas que nos suceden a lo largo de la vida? ¿Suceden en todas las sociedades? Y.... ¿son los 40 la mitad de la vida para los que ahora tenemos 40?

A los 40, ¿jóvenes o adultos?

Desde que nacemos nuestra vida se divide en etapas que vienen marcadas por la edad que tenemos. Somos recién nacidos, lactantes, niños y adolescentes. Pero a partir del final de la adolescencia se entra en un periodo de vida  en los que los cambios entre edades se producen de forma más lenta y menos marcada (incluso con momentos de regresión) pasando de la juventud a la edad adulta en un proceso flexible, que cada vez se dilata más en el tiempo y en los que los cambios vienen más marcados por lo que nos sucede, el contexto en que vivimos y el desarrollo personal que por la fecha de nacimiento y los cambios físicos que se producen en nuestro cuerpo.

En los últimos 40 ó 50 años hemos pasado de ser adultos al cumplir los 18 años a continuar siendo jóvenes hasta bien entrados los 40, de manera que en una misma sociedad convivimos "adultos" de 25 años con hijos y con un trabajo fijo para toda vida, con "jóvenes" de más de 40 que todavía buscan con quien tener los hijos o a qué dedicarse en esta vida, sin que esto resulte del todo disfuncional, al menos no en todos los contextos ya que lo que se considera "normal para tu edad" puede ser muy variable dependiendo de entorno en el que vivimos y con quién nos relacionamos. 

Aunque la esperanza de vida sea de media de unos 80 años en nuestro país,  seguir llamando a los 40 la mitad de la vida puede haberse quedado ya algo desfasado y quizás deberíamos ir trasladando este término más hacia los 50.

Los cuarenta son los nuevos 30. Ilustrandolasalud.tumblr.com

 

Adultescentes

Sin duda alguna y aunque suene a topicazo, los 40 son los nuevos 30 (aunque para alguno que conozco habría que decir los nuevos 20 :D). Adultescencia o adultez emergente es el nombre que se le da ya (1) a este periodo cada vez más largo de tránsito entre la juventud y la adultez, una nueva etapa con características propias y que lejos de ser algo poco deseable se abre camino como una etapa más del desarrollo psicológico normal, que puede extenderse hasta el final de la treintena y principios de la cuarentena. 


¿La crisis de los 40 mito o realidad?

A finales de los 70, dos estudios clásicos realizados por  Levinson (1978) y Gould (1978) (1) plantearon que el paso de la juventud a la adultez implicaba un periodo de transición especialmente crítico, de manera que hacía los 40, los hombres de clase media comenzaban a cuestionarse el curso de su vida con planteamientos como ¿qué he hecho con mi vida?, ¿hacia dónde la quiero dirigir? ¿Estoy haciendo lo que realmente quiero y me gusta?....  Decían que en esta etapa tomaban conciencia de que la existencia era efímera despertándose  una sensación de que "sea lo que sea lo que hagamos, lo hay que hacer ya"(1).
Según estos estudios, este "hombre de clase media" evaluaba si las metas que se propuso en la juventud se habían conseguido, y si así era, si el esfuerzo o el precio pagado había valido la pena. Comparaban si el curso de la vida familia, laboral y personal se ajustaba a la idea que se tenían en la juventud que sería su vida cuando fueran más mayores. Si consideraban que sus esperanzas se habían frustrado o se habían perdido oportunidades y no eran capaces de readaptarse a la nueva situación, la crisis de los 40 emergería con un sentimiento interno de fisura personal, una ruptura y reorientación de la vida (cambio de pareja, trabajo, año sabático...) o bien con síntomas físicos (como un infarto, insomnio y otros) (1).

Este planteamiento clásico ha sido fuertemente criticado desde entonces por diversos motivos. Por un lado porque los estudios hablaban sólo de "hombres de clase media" (típica visión masculinizante de la ciencia y sociedad del siglo pasado), de la década de los 70, de una sociedad bastante uniformizada (especialmente anglosajona), donde lo que se suponía que debía de hacer un hombre de clase media estaba bien marcado por las normas sociales del momento (estudiar, encontrar un trabajo, casarse, comprarse una casa con jardín y un coche, tener hijos y ser feliz... el sueño americano) y  la moral de la época (muy vinculadas a la religión). Esto ha cambiado mucho a lo largo de todos estos años. Y además, ¿dónde queda la mujer? ¿Tienen los mismos problemas? ¿Y las personas pertenecientes a otros tipos de clases sociales? ¿Afecta a todos por igual? ¿Y a todas las culturas?

Los primeros estudios hablaban de que ocurría entre el 70-80% de los hombres, pero estudios posteriores sólo encontraron que afectaba a un 8% y no necesariamente a los 40 años.

Cartel de 40 cumpleaños de Hello Kitty (2014)


Las mujeres y las crisis de los cuarenta

Otros estudios (1) encontraron que las mujeres suelen referir la adultez como una etapa liberadora y sin la existencia de esta crisis de los 40, al menos hasta hace unos años. Las mujeres suelen tener periodos de inestabilidad emocional más hacia la cincuentena, con el abandono del hogar de los hijos (el síndrome del nido vacío que es menos mito que la crisis de los 40), que coinciden en muchos casos con los primeros años de climaterio y menopausia. Aunque todo está cambiando también para las mujeres.

A mi entender (y ahora hablo de una opinión personal), la incorporación "a la española" de la mujer a la vida laboral (es decir sin apoyo a la maternidad por parte del gobierno y/o de los empresarios, y sin igualdad de condiciones entre sexos), hace que la mujer española se esté enfrentando más a una "crisis vital"en el momento en que tiene los hijos y ha de buscar la manera de compaginar su vida laboral con el cuidado de los hijos, algo que suele darse más en torno a los 30 que a los 40. La variabilidad aquí es muy grande y sería un error generalizar, ya que depende de la mujer y su personalidad previa, del rol de otro miembro de la pareja (en la mayoría de los casos un hombre pero hoy en día también otra mujer u otros miembros de la familia en caso de monoparenterales) en el cuidado de los hijos que también está por suerte cambiando y del tipo de trabajo que se tenga, ya que no todos los trabajos ofrecen las mismas facilidades para la conciliación familiar ni todas las parejas dan el mismo apoyo en el cuidado de los hijos. 

A veces también aparecen pequeñas "crisis" cuando pasados los 30-35-40 años no se han tenido los hijos, amenaza la idea de que "se me acaba el tiempo para tenerlos" y hay que decidir si continuar la vida sin hijos (algo completamente compatible con la felicidad y sentirse realizado), hacer un último intento por encontrar pareja (o convencer a la propia para tenerlos) o bien recurrir a técnicas de fertilización artificial. Sin embargo ninguna puede considerarse una crisis que afecte a una gran proporción de mujeres, sino situaciones personales de inestabilidad temporal hasta que se adaptan a nuevas situaciones y toman sus propias decisiones.

40 aniversario de Mafalda. Printerest


La crisis de los treintacuarenta

Estudios posteriores en los 90s y los 2000 no han demostrado que está crisis de los 40 sea un hecho normativo que ocurra a todo el mundo, de hecho se ha encontrado que suele existir más "crisis" en los jóvenes adultos hacia los 30 que en la entrada en la cuarentena. Una o varias pequeñas crisis pueden aparecer  entre los veintitantos y los treintacuarenta en nuestro camino a la adultez sin que tengan que ser necesariamente a los 40 sino probablemente antes. 

Crisis de los 40 no, crisis en los cambios

Cada uno tendrá las crisis (en mayor momento intensidad y si las tiene ya que no son obligatorias) cuánto tenga que enfrentarse a determinados cambios.  Se trata de "crisis" vinculadas a los hechos vitales que suceden en tu vida en ese momento (un nuevo trabajo, o un despido, una nueva pareja, una separación, el compromiso matrimonial o de pareja, la compra de una vivienda, una pérdida de un ser querido, tener hijos, la enfermedades de un progenitor y su cuidado o un periodo de estancamiento personal....) y a cuál es nuestra experiencia y el significado que le damos a las mismas. Por este motivo no todos tenemos las mismas "crisis" por los mismos motivos ni las vivimos con la misma intensidad, ni lo que antes podría generar una crisis hoy tiene por qué ser motivo de ello. 

Lo que sí es cierto es que el cambio de dígito y de década tiene cierto efecto simbólico de replanteo de lo que esperábamos de nuestra vida cuando estábamos en medio de la década previa, y la mitad de la vida (si es que los 40 pueden considerarse hoy en día la mitad de la vida que yo tengo mis dudas) una etapa de replanteamiento y reflexión que no necesariamente ha de provocar psicopatología sino un periodo de reflexión e introspección en mayor o menor grado. 

playmobil 40 años crisis
Portada de "Playmobil: 40 años de razones para amarlos" de Editorial Lumberg (2016)
para el 40 cumpleaños de los Clics
 

La crisis no depende de nuestra edad y lo que nos sucede, sino de cómo interpretamos los años que tenemos y lo que nos sucede.

Y una vuelta más de tuerca, en realidad las crisis no dependen de lo que nos sucede, sino que en última instancia todo depende de nuestra mente, de como vivamos lo que nos sucede. Es menos probable que una crisis ocurra si lo que nos suceden los percibimos como hechos normales de la vida, que si nos resistimos a ellos: no quiero envejecer, no quiero asumir responsabilidades, no quiero trabajar toda mi vida, no quiero compartir mi tiempo con otros, no quiero este trabajo, quiero encontrar la pareja ideal, quiero encontrar el trabajo ideal, necesito la casa ideal para ser feliz y no llega... pensamientos neuróticos todos ellos que nos hacen ser infelices y nos dirigen directo a las crisis, como nos ha caricaturizado Woody Alen en muchas sus películas.

Las crisis no dependen del hecho en sí mismo o de la edad que tengamos, sino que juntamente con éstos existen una serie de factores psicológicos (percepción y significado que le damos al suceso, estrategias de adaptación del individuo o el soporte social percibido) y sociales (las representaciones sociales para algunos sucesos como el divorcio, la muerte o el cambio de trabajo no significan lo mismo en todos los entornos sociales o familiares), que junto con el grado de madurez alcanzado a lo largo de la juventud  ayudan a explicar por qué en algunas personas se presenta una crisis y en otras no.

En este sentido parece que las sociedades occidentales en las que el culto al cuerpo y el valor que se le da a la juventud y la belleza frente al envejecimiento, empuja a tener sentimientos negativos al hecho de envejecer, cumplir años y hacernos mayores, sin que haya ningun motivo objetivo para ello. En países asiáticos como Japón o India hacerse mayor no tiene connotaciones negativas, incluso se puede ganar en estatus, respeto y no se describen este tipo de "crisis" alrededor de los 40. Celebremos cada año que cumplimos por tener el privilegio de seguir aquí disfrutando de la vida y dejemos de lamentarnos por algo inevitable como es el paso del tiempo.


40 años de Barrio Sésamo. Portada de El Jueves 


Lo normal es adaptarse progresivamente a los cambios de la edad adulta

Una buena noticia, la mayoría de las personas no sufren grandes crisis ni a los 30 ni a los 40, si no que van ajustando sus expectativas a la realidad a medida que transcurre la vida, con periodos de inestabilidad emocional, pero desarrollando estrategias de afrontamiento y adaptación a los numerosos sucesos vitales que ocurren en la transición de la juventud a la adultez (nuevos trabajos, parejas, hijos, separaciones, fallecimientos, cuestiones económicas, hipotecas, relaciones con los amigos...) que evitan que aparezcan estas crisis vitales. 

Es un perfil concreto y más bien minoritario el que espera hasta los 40 (ó 50) para replantearse la vida de repente. Personas por ejemplo que no han sido capaces de adaptarse a la realidad manteniendo expectativas poco realistas, o de asumir sus responsabilidades postponiendo la toma de decisiones importantes, o que han ido retrasando la asunción de las tareas más propias de la edad adulta y mantienen hábitos y conductas más de la juventud primera y adolescencia (algo que a veces es muy relativo), o bien aquellas que siguen lo que la sociedad, la familia o el trabajo le marca que ha de hacer, en vez de hacer lo que realmente quiere hasta que un día explota y pega un giro de 180° a su vida (generalmente pasándose un poco de rosca)... son estas personas las que probablemente más propensas sean a presentar una crisis a mitad de la vida. De hecho las personas que presentan la famosa crisis de los 40 suelen haber tenido ya otras crisis antes, en la adolescencia, o sobre los 20, y/o a los 30 y son más propensos a tenerlas en el futuro. La de los puede ser 40 una crisis más en ellos.

Estoy en crisis, saquémosle partido

Solemos identificar la palabra crisis como algo negativo, una situación a la que no tendríamos que haber llegado si hubiéramos hecho las cosas bien, pero nada más lejos de la realidad. La mayoría de las crisis no nos hunden en la miseria, sino que son momentos de inestabilidad personal que todos vivimos a lo largo de nuestra vida de forma más o menos intensa, y que si sabemos aprovecharlas lo que nos hacen es madurar y ayudarnos a ser más felices en el futuro. Siempre hay algo que podemos aprender de un momento de "ajuste personal" y esta debe ser la forma de afrontarlas si llegan, incluso pidiendo ayuda si uno se ve desbordado, pues si trampeamos la crisis sin aprender lo que nos tiene que enseñar o recurrimos sólo a los psicofármacos para ir tirando, y no mejoramos esos aspectos psicológicos que nos impiden adaptarnos mejor a la realidad, ten por seguro que la crisis volverá a los 50, a los 60 o cuando dejes de  medicarte y así sucesivamente cada x tiempo.

Demitifiquemos la "crisis" y vivamos los cambios como oportunidades de crecimiento personal necesarias y beneficiosas, ya que estos momentos de "crisis" poco a poco nos van haciendo madurar para conseguir una vida adulta estable y satisfactoria, pues de la adecuada vivencia de la maduración dependerá que seamos unos adultos y ancianos felices y satisfechos


Fofisanos y viejovenes.... ¿Que hay de malo en hacerse maduro?

Los fofisanos y los viejovenes están de moda, aunque hay que decir que es algo machista permitir a los hombres envejecer y que se vea de forma sexi estar un poco descuidado, pero a la mujer no, ellas tienen que mantenerse jóvenes, delgadas y guapas for ever. Pues si, en este blog las fofisanas y la viejovenas también están de moda y son sexis. Las mujeres pueden relajarse y no aspirar a la juventud eterna, algo que nos ha recordado Madonna en este reivindicativo discurso a finales del 2016...

Emotivo discurso de Madonna en los Billboard Women Music Adwards

Por suerte para los que nacimos en los 70, la generación del babyboom está imponiendo nuevas tendencias en los gustos y en lo que se considera normal hoy en día que puede hacer o aparentar una persona de entre 30 y 50 años. Brunchs familiares en locales de moda, Festivales de música electrónica para padres con hijos, looks más "casuales" para ir a trabajar o vestir en el día a día, incluso resulta sexi una pequeña barriguita (fofisana), el look bear y todas sus variantes, la clava rapada que puede resultar tan atractiva como una mata de pelo, las canas en la mujer etc etc etc... cambios sociales que nos permiten seguir sintiendonos y siendo jóvenes a los 40 y no tener que romper con las cosas que nos gustaban de etapas anteriores, mecanismos de adaptación de los adultescentes para incorporar los primeros signos de que nos hacemos mayores como algo normal en nuestras vidas.

¿Será que no queremos envejecer, madurar, crecer, o está cambiando la sociedad y esa es la nueva normalidad?

Los 40 ya veremos que nos depara, como cada camio de década seguiremos haciendo lo mismo pero más maduros, más serenos y al menos yo intentando no perder ese espíritu joven, o como dirían "Ojete Calor", directos a convertinos en viejovenes :D








¿Y cuando nos hacemos mayores?

Al igual que la entrada en la juventud y la adultez es hoy en día bastante difusa, el momento en que consideramos que comenzamos a ser mayores también lo es, y probablemente lo será más en unos años con el aumento de la esperanza de vida o la extensión de la vida laboral. Ya se habla de abuelos jóvenes, adultos tardíos no viejos etc etc pero de eso hablaremos en 10 años, cuando me toque cumplir los 50.  ¿Será la crisis de los 50 la nueva crisis de los 40 ahora que los 40 son los nuevos 30? Personalmente me parece un poco pronto los 40 años para considerarlos la mitad de la vida, quizás a los 50, al menos yo todavía no lo siento así.

Tareas que se han de asumir en la edad adulta

Para acabar sólo unas nociones más teóricas sobre lo que se considera madurar en la edad adulta. La mayoría de los psicólogos han descrito diferentes tareas que establecen como necesarias a adquirir en la edad adultas para tener un óptimo desarrollo psicológico. Uno de ellos llamado Havighurst (1) describe las tareas más importantes que se han de adquirir en la adultez como las siguientes:
  • Asumir responsabilidades sociales y cívicas
  • Ayudar a los hijos a convertirse en adultos responsables y felices
  • Conseguir y mantener una satisfacción con el propio trabajo que nos acompañará (o no) hasta la jubilación.
  • Ser capaces de desarrollar actividades de tiempo libre y satisfacción personal
  • Relacionarse con la pareja como persona y favorecer el desarrollo mutuo
  • Adaptarse y ajustarse a los cambios físicos y fisiológicos propios de esta edad
  • Ajustarse a la vejez de los padres que suelen comenzar a necesitar de sus hijos ya adultos.

Aunque la mayoría de estas tareas siguen estando vigentes, en la sociedad actual existen muchas más excepciones que en otras épocas (1) y los 40 puede implicar un segundo matrimonio, un nuevo trabajo, cambios de residencia y una reorientación profesional, crear una nueva familia con hijos de otros matrimonios, descubrir otra orientación sexual o incluso un cambio de género.



Rasgos de la psicológicos que nos hacen ser adultos

Entre otros motivos por esta diversidad social y a variabilidad en los estilos de vida de hoy en día, otros investigadores como el estadounidense Arnett (2000, 2004 y posteriores) a diferencia de los grandes clásicos como Erickson, Jung o Havirgust ha formulado la teoría de la adultez emergente en la que los hechos normativos que nos hacían pasar a la edad adulta como salir del sistema educativo, comenzar a trabajar, tener una pareja estable y tener hijos, debido a que se suelen postergar cada vez más o al menos más que antes, en sociedades occidentales se han ido sustituyendo por otros que definen la adultez en términos más individuales y por factores más piscologicos que por hechos que nos ocurren. Por ejemplo:
  1. Asumir la responsabilidad en las propias acciones.
  2. La toma de decisiones de forma independiente.
  3. Establcer una independencia económica.
  4. El desarrollo de una serie de valores y creencias
Lo que significa ser adulto se está convirtiendo en algo que cada vez es más desdibujado, algo más psicológico que marcado por la edad o lo que hacemos en la vida, y esto es bueno porque convierte a la sociedad en mas inclusiva, mas heterogénea, más flexible, más real.


Adaptacion, la clave del éxito

Madurar es algo deseable para todos ya que de lo contrario se corre el riesgo de acabar conviviendo con tus neurosis el resto de tu vida, sufrir los excesos de las fiestas, el alcohol o las drogas, ser incapaz de mantener relaciones interpersonales duraderas y estables, incapaz de formar o mantener una familia (y mantener no significa seguir casado o conviviendo juntos obligatoriamente, sino que si uno se separa se pueda seguir siendo familia aunque estemos separados como parejas), incapaz de conseguir un trabajo que nos satisfaga o que al menos aprendamos a tolerar y o de convivir con el que tenemos a nuestro lado sin seguir buscando el trabajo, la pareja ideal o la vida soñada perfecta que en muchos casos francamente, no existe. Tener metas realistas, tener flexibilidad y capacidad para readaptar nuestras expectativas a la realidad (no necesito que todo sea como yo quiero para ser feliz) y haber sido sincero con uno mismo a lo largo de la vida para tomar las decisiones importantes, creo humildemente que son algunas de las claves para evitar grandes crisis en la vida. Empieza a ser feliz ya y no esperes a que todo sea como tú quieres para serlo, "Be water my friend".

Fotografia de revista Magnolia (CC). 40 años no es nada.
Reflejos y derivas del cine militante español contemporáneo
 

Crisis en momentos de crisis

Esta visión que planteo en esta entrada es una visión ideal, en cierto modo sesgada por mi experiencia personal, la de una transición a la edad adulta que ocurre de forma gradual, relajada, llena de libertades y posibilidades para desarrollarse a nivel personal y laboral que aporta el estado de bienestar (Arnett, 2004)(1) y vivir en democracia, la de aquellos jóvenes que deciden ellos mismos alarga su adultescencia conscientemente para ir asumiendo responsabilidades poco a poco y que además tienen posibilidad de realizarlo... Pero la realidad, al menos en nuestro país o países occidentales golpeados por la crisis económica, es que muchos de estos jóvenes no tienen la suerte de hacerlo, y cuando el alargamiento de la adolescencia y juventud  ocurre de forma impuesta porque la sociedad no puede aportar los roles adultos a sus jóvenes (en especial el trabajo por culpa de altas tasas de paro) o un estatus por la precariedad laboral y los contratos basura, el efecto puede ser el contrario (1) y generar un estado de adolescencia prolongada y un empobrecimiento de la juventud, con más infelicidad e incerteza respecto a otras épocas que generan inadaptación, angustia y agresividad.

Y con esta reflexión lo voy a dejar que ya me he extendido demasiado, pero uno sólo cumple 40 una vez en la vida y me parecía interesante todo lo que leía sobre el tema. Podría hablar y hablar sobre el proceso de maduración y paso a la vida adulta, sobre los cambios físicos y mentales que ocurren en nuestro cuerpo y nuestra psique, en nuestra personalidad, pero eso será objeto quizás de otras entradas.

Felicidades a todos los que cumplan como yo 40 años y a disfrutar de esta nueva década. Un abrazo especial a las generaciones de 1976 y 1977 que me han acompañado toda mi vida.

Referencias

  1. La mayor parte de esta entrada y referencias están basadas en material docente de 2009 de la asignatura "Psicologia del desenvolupament II: Adolescència, joventut, edat adulta i vellesa"[Amparo Moreno Hernández (coordinadora) y otros] del grado de psicología de la UOC.

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